Prudence era una chica noble, de manera que aceptó acompañar a su madrina a Holanda, aunque sabía que esto significaba renunciar a sus propios planes.
Sin embargo, se encontró con que los holandeses, y en especial sus anfitriones, eran encantadores; el único "pelo en la sopa" era el arrogante doctor Huizinga. Daba la impresión de que Prudence le desagradaba, y cada vez que se encontraban sacaban chispas. Pero, ¿por qué habría de importarle a ella? Después de todo, ¿acaso Huizinga no tenía la intención de contraer matrimonio con la mundana Christabel?
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